Proverbios:
Proverbios, por su parte, es un libro de refranes que enseña a los jóvenes la
vida sabia y justa por medio de la repetición de buenos pensamientos juiciosos.
Es sabiduría condensada en frases cortas y penetrantes, en contrastes
dramáticos, en mil inolvidables escenas tomadas de la vida misma. Establece lo que
es justo y lo que es malo, porque la síntesis del libro se basa en la
reverencia a Dios y la obediencia a sus leyes. El “temor del Señor” es la
esencia de toda la verdadera sabiduría humanas. Este es el punto de partida y
así se aplican los principios de la enseñanza del Señor a toda la vida, a las
relaciones, al hogar, al trabajo, a la justicia y a todas las decisiones,
actitudes y reacciones que todo hombre hace, dice e incluso piensa.
Se suele estar bastante de acuerdo ahora en que, en su contenido los
Proverbios pertenecen a la época de los primeros reyes de Israel, aunque la
composición continuó durante varios siglos. El rey Ezequías, quien llevó a cabo
parte de la labor editorial, 25:1, reinó doscientos cincuenta años después de
Salomón. Con todo, el libro y como lo tenemos se terminó, lo más tarde, en el
año 180 aC. El papel exacto que Salomón desempeñó en todo esto no se conoce,
pero su nombre aparece en el título, y es el autor y compilador de las dos
colecciones más largas, 10:1-22 y los caps. 25 al 29. Por fin, los caps. 30 y
31 son obra de Agur y Lemuel.
Bueno, ¡vamos otra vez!
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